jueves, 13 de septiembre de 2007

EL QUE RÍE AL ÚLTIMO…

Muy enojado se salió ayer el perredista Juan Guerra de la Comisión de Hacienda con el argumento de que no era necesaria su presencia para la votación de las reformas de federalismo cuando todo se había negociado en lo oscurito entre el PRI y el PAN y estaba súper amarrado.
Y es que resulta que si bien en el tema de la semana, aquel que ocupa ya el primer lugar en el ranking de las preferencias de los legisladores, el de la gasolina, los perredistas salieron heroicamente a decir que ellos rechazaron la medida porque con ella se afecta el bolsillo de los mexicanos.
El michoacano Antonio Soto, incluso, ante cualquier micrófono que se le cruzó en los últimos días aprovechó de reiterar que votarían en contra del “gasolinazo" por el efecto inflacionario, aunque nunca pudo manifestar su desacuerdo ante la realidad de que los estados gobernados por el PRD se verían muy beneficiados con la medida.
Pero bien dicen que el que ríe al último, ríe mejor, porque en el documento final que votaron los diputados de la Comisión de Hacienda ayer se incluyó un candado para que ninguna de las regalías por el tema de la gasolina se destine al DF, el principal bastión del sol azteca.
Lo peor de todo es que algunos perredistas confesaron que no se enteraron del contenido del dictamen y la noticia les cayó por sorpresa cuando se les cuestionó sobre esta jugada de última hora de los diputados priístas y panistas.
Y si bien el fallido candidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, les pidió a sus correligionarios que votaran en contra del aumento en la gasolina, lo que nunca hablaron era de rechazar que estos recursos fueran a manos del gobierno de Marcelo Ebrard.
Ahora sí que a todo parece indicar que a los perredistas les salió más caro el caldo que las albóndigas, porque si quieren que los ingresos adicionales por el aumento de la gasolina lleguen a las arcas capitalinas tendrán que reservarse dicho artículo en la discusión del pleno y pedir en la tribuna el cambio.
Así, todo parece indicar que el tema de la gasolina seguirá sonando en los pasillos de San Lázaro y, según cuentan, hasta podría volverse un clásico del repertorio legislativo.

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