Todos aplaudieron, el hecho lo ameritaba, después de días de intensos jaloneos de la cobija, los diputados del PRI, PAN y PRD habían logrado ponerse de acuerdo en la repartición de los recursos del Presupuesto 2008.
Para llegar a este bonito acuerdo el proceso no fue nada fácil. Desde la reforma fiscal hasta el Paquete Económico, nuestros políticos dejaron varias imágenes para el recuerdo.
Los perredistas, encabezados por Javier González Garza, amenazaron con tomar la tribuna por el gasolinazo; mientras que los priísta comandados por Emilio Gamboa Patrón, se vendieron como los "héroes" de la reforma fiscal al respaldar el proyecto hacendario del gobierno.
En el recuento de los daños quedó la anécdota de la priísta Sara Latife Ruiz, oriunda de Quintana Roo, quien fue una de las que más defendió en comisiones el impuesto a los cruceristas y en el pleno voto en contra. Claro, cuentan que fue por orden de su gobernador, Félix González Canto.
O la situación del perredista Juan Guerra, que quedó al margen de la negociación presupuestal por hablador, ya que rompió el acuerdo de los coordinadores de no divulgar el avance de las conversaciones para repartir la bolsa de recursos del 2008.
También el caso del priísta Javier Guerrero, uno de los principales negociadores tricolores del Presupuesto, quien fue a dar al hospital el fin de semana pasado por problemas con su presión arterial, dicen que porque el jaloneo estuvo acalorado, aunque también cuentan que fue porque tuvo una fuerte discusión con su correligionario Jorge Estefan por eso de la repartición de recursos.
Y que decir de Raúl Padilla, el empresario y panista que preside la Comisión de Presupuesto, pero que según se rumora en los pasillos de San Lázaro no tuvo nada que ver en la negociación, porque el cargo que ocupa es más por una cuota de poder que por otra cosa y quien estaba más preocupado por el desempeño del Atlas, equipo del cual es uno de los dueños, que del ejercicio legislativo.
En fin, 21 semanas de discusión, intercambios, construcción de mayorías, desencuentros y protagonismos que permitieron que en lo oscurito nuestros legisladores y funcionarios dieran mucho material para este espacio.
Cuando comience un nuevo jaloneo económico entre políticos ahí estaremos.
jueves, 15 de noviembre de 2007
viernes, 9 de noviembre de 2007
UNOS PARA TODOS
Son 500, pero las decisiones importantes están en manos de apenas un puñado de ellos.
Y es que resulta que en cuestión de días al interior de la Cámara de Diputados se aceleraron las negociaciones para sacar lo antes posible el Presupuesto de Egresos del 2008.
Todo estuvo en aparente calma en San Lázaro al inicio de la semana y aquellas memorables encerronas en el recinto legislativo por el estira y afloje de los recursos aparentemente quedaron en el olvido, porque ahora simplemente los líderes de las principales bancadas en la Cámara Baja decidieron llevar a cabo la negociación para después informarle a sus correligionarios los resultados.
Desde el lunes se comenzó a dar el movimiento y el PRI insistía en que el 8 de noviembre sería la fecha crucial para la discusión presupuestal.
Están locos, dijeron varios legisladores perredistas; “no tenemos materia y no hay prisa”, reviraron, porque el plazo constitucional para la aprobación del Presupuesto vence el 15 de noviembre.
Los hechos hablan más que las palabras porque resulta que el martes comenzó el acercamiento de los coordinadores parlamentarios del PRI, Emilio Gamboa; del PAN, Héctor Larios; y del PRD, Javier González Garza, con el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, para construir los acuerdos y acordar la distribución de la bolsa de recursos adicionales que obtuvieron con la Ley de Ingresos.
El miércoles se volvieron a reunir, pero ahora al selecto grupo se les sumaron los panistas Manuel Minjares y Édgar Ramírez Pech, los priístas Jorge Estefan, Javier Guerrero y César Duarte, y los perredistas Susana Monreal y Pablo Trejo.
Bien dicen por ahí que mientras menos cabezas discutan los acuerdos éstos salen más rápido y cuando de los diputados se trata, esto es más que seguro, así que al resto de legisladores no les quedará de otra que esperar y levantar la mano conforme les indiquen, finalmente unos deciden por todos.
Los más contentos con todo este proceso son los panistas, en primer lugar porque el Paquete Económico quedará finalmente aprobado prácticamente una semana antes de la fecha final y, en segundo, porque en las reuniones del petit comité participó el PRD, lo que impide que el PRI le venda muy caro su amor al gobierno.
Y es que resulta que en cuestión de días al interior de la Cámara de Diputados se aceleraron las negociaciones para sacar lo antes posible el Presupuesto de Egresos del 2008.
Todo estuvo en aparente calma en San Lázaro al inicio de la semana y aquellas memorables encerronas en el recinto legislativo por el estira y afloje de los recursos aparentemente quedaron en el olvido, porque ahora simplemente los líderes de las principales bancadas en la Cámara Baja decidieron llevar a cabo la negociación para después informarle a sus correligionarios los resultados.
Desde el lunes se comenzó a dar el movimiento y el PRI insistía en que el 8 de noviembre sería la fecha crucial para la discusión presupuestal.
Están locos, dijeron varios legisladores perredistas; “no tenemos materia y no hay prisa”, reviraron, porque el plazo constitucional para la aprobación del Presupuesto vence el 15 de noviembre.
Los hechos hablan más que las palabras porque resulta que el martes comenzó el acercamiento de los coordinadores parlamentarios del PRI, Emilio Gamboa; del PAN, Héctor Larios; y del PRD, Javier González Garza, con el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, para construir los acuerdos y acordar la distribución de la bolsa de recursos adicionales que obtuvieron con la Ley de Ingresos.
El miércoles se volvieron a reunir, pero ahora al selecto grupo se les sumaron los panistas Manuel Minjares y Édgar Ramírez Pech, los priístas Jorge Estefan, Javier Guerrero y César Duarte, y los perredistas Susana Monreal y Pablo Trejo.
Bien dicen por ahí que mientras menos cabezas discutan los acuerdos éstos salen más rápido y cuando de los diputados se trata, esto es más que seguro, así que al resto de legisladores no les quedará de otra que esperar y levantar la mano conforme les indiquen, finalmente unos deciden por todos.
Los más contentos con todo este proceso son los panistas, en primer lugar porque el Paquete Económico quedará finalmente aprobado prácticamente una semana antes de la fecha final y, en segundo, porque en las reuniones del petit comité participó el PRD, lo que impide que el PRI le venda muy caro su amor al gobierno.
lunes, 5 de noviembre de 2007
HASTA EN LAS MEJORES FAMILIAS
No sólo las grandes compañías se dedican a cabildear en torno a las reformas que aprueba el Congreso de la Unión, también lo hacen algunas familias.
Y es que resulta que la creación de un derecho para que los cruceristas paguen 56 pesos por entrar a territorio nacional, tal como lo hacen actualmente los extranjeros que ingresan al país por los aeropuertos, puso en evidencia los intereses económicos de algunas familias representadas en el Congreso.
Se trata de los Joaquín Coldwell, oriundos de Quintana Roo. Pedro, senador de la República por el PRI, y Addy, diputada federal de la bancada del PAN. Ambos invirtieron gran tiempo estas últimas semanas para tratar de que no avanzara la reforma.
Según cuentan en los pasillos de San Lázaro y de la vieja Casona de Xicoténcatl, los hermanos quintanarroenses echaron mano de todos los argumentos posibles desde sus trincheras para ganar votos en contra de este cambio. Sus esfuerzos resultaron finalmente infructuosos.
Los legisladores son hijos de Nassim Joaquín Ibarra, un empresario de origen libanés que ha hecho sus negocios en torno a la industria turística en Cozumel, proveedor incluso de algunas navieras que envían sus cruceros a dicha isla.
Pedro Joaquín Coldwell fue gobernador de Quintana Roo; el esposo de Addy Joaquín Coldwell, Edmundo Fernández Meza fue alcalde interino de Benito Juárez (Cancún); y uno de sus primos, Gustavo Ortega Joaquín, es hoy presidente municipal de Cozumel.
Por eso, narran las voces de los corrillos legislativos, desde la política la familia ha tenido bastante oportunidad de estrechar lazos con la empresa turística, de ahí que las navieras intentaran a través de ambos legisladores presionar para echar abajo el nuevo cobro, y hasta las tribunas camerales llegaron sus argumentos.
“No venía yo a defender sólo a las navieras, sino el empleo de mexicanos y mexicanas que trabajan en los puertos y reciben a esta clase de turistas que generan derrama económica”, reviró Addy en San Lázaro.
Las expresiones de asombro de sus colegas diputados no se dejaron esperar aquel día, el problema no fue la defensa de los compatriotas, sino el reconocimiento expreso de que también defiende a las empresas dueñas de los cruceros, todas ellas extranjeras.
¿Conflicto de intereses o descaro?
Y es que resulta que la creación de un derecho para que los cruceristas paguen 56 pesos por entrar a territorio nacional, tal como lo hacen actualmente los extranjeros que ingresan al país por los aeropuertos, puso en evidencia los intereses económicos de algunas familias representadas en el Congreso.
Se trata de los Joaquín Coldwell, oriundos de Quintana Roo. Pedro, senador de la República por el PRI, y Addy, diputada federal de la bancada del PAN. Ambos invirtieron gran tiempo estas últimas semanas para tratar de que no avanzara la reforma.
Según cuentan en los pasillos de San Lázaro y de la vieja Casona de Xicoténcatl, los hermanos quintanarroenses echaron mano de todos los argumentos posibles desde sus trincheras para ganar votos en contra de este cambio. Sus esfuerzos resultaron finalmente infructuosos.
Los legisladores son hijos de Nassim Joaquín Ibarra, un empresario de origen libanés que ha hecho sus negocios en torno a la industria turística en Cozumel, proveedor incluso de algunas navieras que envían sus cruceros a dicha isla.
Pedro Joaquín Coldwell fue gobernador de Quintana Roo; el esposo de Addy Joaquín Coldwell, Edmundo Fernández Meza fue alcalde interino de Benito Juárez (Cancún); y uno de sus primos, Gustavo Ortega Joaquín, es hoy presidente municipal de Cozumel.
Por eso, narran las voces de los corrillos legislativos, desde la política la familia ha tenido bastante oportunidad de estrechar lazos con la empresa turística, de ahí que las navieras intentaran a través de ambos legisladores presionar para echar abajo el nuevo cobro, y hasta las tribunas camerales llegaron sus argumentos.
“No venía yo a defender sólo a las navieras, sino el empleo de mexicanos y mexicanas que trabajan en los puertos y reciben a esta clase de turistas que generan derrama económica”, reviró Addy en San Lázaro.
Las expresiones de asombro de sus colegas diputados no se dejaron esperar aquel día, el problema no fue la defensa de los compatriotas, sino el reconocimiento expreso de que también defiende a las empresas dueñas de los cruceros, todas ellas extranjeras.
¿Conflicto de intereses o descaro?
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